Docente
de la Facultad Multidisciplinaria de Occidente y del
Centro
Escolar Católico San Jacinto.
La evaluación
escolar en los niveles iniciales de la educación básica está regulado en la
normativa legal vigente: Constitución Política de la República, la Ley General
de Educación, los tratados internacionales firmados por El Salvador, la Ley de
la Carrera Docente y toda la normativa establecida por el ministerio de
educación (Ministerio de Educación, p. 7). Desde esta perspectiva el
acatamiento de dichas disposiciones es obligatoria para todo docente que ejerce su actividad pedagógica en primero y
segundo ciclo. Todo docente debe conocer y aplicar dicha normativa al proceso
de enseñanza-aprendizaje y hacer las modificaciones que se consideren
pertinentes sin detrimento del marco legal correspondiente.
La normativa sobre evaluación que
regula actualmente la educación básica y media en El Salvador se fundamenta en
los acuerdos tomados en el Foro Mundial de Educación celebrado en Dakar Senegal
del 26 al 28 de junio de 2000 (Ministerio de Educación, p. 10). En este foro se
abordaron la problemática que enfrenta la educación básica e inicial en muchos
países del mundo y se establecen disposiciones tendientes a mejorar la
cobertura y la calidad de la educación. Algunos de los compromisos adoptados
por los países a partir de este foro son: Expandir y mejorar la educación
básica y de la primera infancia, asignar más recursos para la educación básica,
fortalecer la educación para todos, etc. En este sentido: “El suministro de EPT a los niños y adultos excluidos requiere un
enfoque holístico encaminado a cambiar no solo las prácticas actuales sino
también los valores, las creencias y las actitudes” (Fiske, p. 19-20).
Además debe mejorarse la formación docente:
Se debe
capacitar a los docentes en pedagogías que tengan en cuenta las diversas
necesidades de aprendizaje mediante múltiples estrategias pedagógicas,
programas de estudio flexibles y evaluación continuas. Se han de establecer
relaciones de cooperación entre los docentes y administradores, las
organizaciones no gubernamentales, las organizaciones de padres, los
sindicatos, las empresas y las organizaciones comunitarias” (Fiske, p.20).
Siguiendo el
compromiso con los convenios internacionales el MINED establece su concepción
de la evaluación en los siguientes términos:
La evaluación es continua y sistemática en la
búsqueda de información a lo largo de todas las acciones del proceso de
enseñanza y de aprendizaje, que permite identificar el nivel de desarrollo y de
competencia alcanzado en todas las áreas de la formación integral del
estudiante (Ministerio de Educación, p. 10).
Según esta
caracterización la evaluación tiene dos componentes importantes: es continua y
sistemática es decir debe asumir un carácter permanente y organizada en todo el
proceso de enseñanza aprendizaje y en un segundo momento debe permitir
identificar el desarrollo de las competencias. Esta información servirá al
docente para retomar las decisiones pertinentes.
La operativización de la evaluación debe realizarse a
partir de tres principios básicos (Ministerio de Educación, p. 11) que debe cumplir:
a) Holística e
Integradora: Se entiende en este principio que la evaluación debe valorar las
potencialidades de los niños y niñas para saber cómo éstos conocen, como hacen
y como son realmente. A partir de este principio la evaluación debe tomar en
cuenta las peculiaridades de cada estudiante para que sea efectiva.
b) Continua:
La evaluación es permanente y debe realizarse durante el proceso de enseñanza
aprendizaje, al final de éste o cuando el docente lo estime conveniente.
c) Motivadora:
La evaluación se convierte en un incentivo para el estudiante: para ello debe
hacer incapié en destacar los aspectos positivos que este ha alcanzado, la
utilización del error como un mecanismo de aprendizaje y en un incentivo para que el docente busque
nuevas estrategias para motivar al estudiante.
La evaluación para
primero y segundo ciclo debe tener tres características esenciales: objetiva,
sistemática y participativa. La primera característica hace referencia al
carácter integral que debe tener la evaluación, a reconocer las diferencias
individuales y debe valorar las limitaciones y potencialidades de los
estudiantes (Ministerio de Educación, p. 11). La segunda característica concibe
la evaluación como un proceso ordenado y permanente y considera los resultados
“como evidencia de la progresión del aprendizaje del estudiante y no como el
fin del proceso” (Ministerio de Educación, p. 12). Así también la evaluación se
entiende como una acción participativa donde se involucran todos los entes
activos del proceso: docentes, alumnos, padres de familia, director y
comunidad. La evaluación con estas características como la concibe el MINED se
diversifica y complejiza tanto en la forma de realizarse como la participación
que se tiene de los diversos entes del proceso. La evaluación ya no solo es un
medio para promover a un estudiante sino un medio integrar a todos en el
proceso de enseñanza aprendizaje. Este enfoque lo tipifican muy bien Coll y
Onrubia (2002):
Desde el
punto de vista que estamos sosteniendo, en cambio, la evaluación pasa a
concebirse como una secuencia articulada de actividad conjunta entre profesor y
alumnos cuya responsabilidad, aunque asimétrica y diversamente repartida en
momentos distintos, es siempre compartida: así, profesor y alumnos pueden planificar
conjuntamente, mediante fórmulas diversas, las actividades de evaluación;
realizar actividades preparatorias en el aula de manera previa a la evaluación
propiamente dicha; compartir y elaborar conjuntamente criterios de corrección y
calificación; y llevar a cabo actividades que permiten aprovechar de distintas
maneras (identificando y analizando los errores cometidos, retomando los
objetivos o contenidos principales de la secuencia previamente trabajada,
desarrollando actividades complementarias, etc.) los resultados de la
evaluación (p. 5).
La evaluación
en primero y segundo ciclo de educación básica también tiene dos funciones: una
función pedagógica y una función social. La primera indica al docente las
cuatro acciones hacia las que se orienta la evaluación: la
acción diagnóstica y
de seguimiento (sirve para identificar las particularidades de los estudiantes,
formas de aprender, intereses, etc.); la acción predictiva (permite pronosticar
el desarrollo de los estudiantes y su manera de responder ante los
aprendizajes); la acción estimuladora o
motivadora (debe orientar al estudiante a motivarse y a interesarse en su
propio aprendizaje, viendo los resultados de los aprendizajes como una acción
para aprender); la acción sumativa ( consiste en una acción que permite valorar
los resultados para promover al estudiante y establecer acciones de refuerzo y
recuperación). La función social constituye un factor mediante el cual la
institución y los estudiantes se expresan ante la sociedad mediante: promoción,
acreditación, certificación, incluyendo credenciales, reconocimientos e
informes dirigidos a la sociedad (estudios, rendición de cuentas y otros)
(Ministerio de Educación, p.13).
El Ministerio de Educación concibe tres tipos de
evaluación que se deben utilizar en la educación básica y media: la evaluación
diagnóstica, la evaluación formativa y la evaluación sumativa. La evaluación
diagnóstica debe realizarse al inicio del proceso de enseñanza aprendizaje y
servirá para tomar las decisiones pertinentes que guiarán el desarrollo del año
lectivo. La evaluación formativa se orienta a recabar información sobre
factores cualitativos y cuantitativos que el estudiante realiza. Así también
para el docente constituye una fase para depurar las estrategias didácticas más
apropiadas para la formación de los estudiantes. La evaluación sumativa permite
cuantificar los logros que los estudiantes y establecer los medios para
certificar y recuperar los procesos de enseñanza aprendizaje.
En la evaluación también se interpreta en razón del
sujeto evaluador y bajo este enfoque se conciben tres tipos de evaluación:
autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación. En esta etapa la evaluación se
complejiza debido a que la evaluación no sólo es responsabilidad del docente ya
que deben integrarse los tres elementos anteriores. La autoevaluación es
realizada por el estudiante, quien bajo algunos criterios establecidos asigna
una calificación específica; la coevaluación es realizada cuando el grupo de
estudiantes en su conjunto evalúan un proceso o los aprendizajes de un estudiante;
la heteroevaluación es la que realiza el docente, donde identifica las
fortalezas y deficiencias que el estudiante posee.
La evaluación en educación básica y media también
incluye cuatro fases: la planificación (sistematizar previamente lo que se va a
evaluar, cuando se evaluará, etc.); la recolección de la información (se
definen los instrumentos que se utilizarán para concretar la evaluación);
análisis de la información (Deben interpretarse los resultados obtenidos bajo
un nivel crítico y objetivo); toma de decisiones (se establece lo que se
necesita hacer para orientar el proceso de enseñanza aprendizaje).
Todo lo expuesto anteriormente
permite entender que la evaluación que el MINED impulsa en la educación básica
y media es una evaluación basada en el aprendizaje por competencias, es decir,
una evaluación que valora los tres
componentes esenciales de este enfoque: los saberes conceptuales, saberes
procedimentales y saberes actitudinales. Los saberes conceptuales se orientan a
conocer los conceptos que el estudiante domina y conoce. Los saberes
procedimentales indagan la capacidad de los estudiantes para resolver
problemas, elaborar o construir un producto. Los saberes actitudinales permiten
evaluar el comportamiento de un individuo, tanto en la conducta como la actitud
frente a las situaciones concretas de aprendizaje y de la vida. Analizando a
profundidad lo anterior se entiende que la evaluación no se puede ejecutar
utilizando un solo instrumento, como un examen por ejemplo.
Se agrega a ello que todos los procesos evaluativos
son integradores y no sólo dependen del docente sino que están en estrecha
relación con un organismo especial que se crea en cada institución denominado:
Equipo de Evaluación. Este organismo está integrado por representantes de los
docentes, el director, padres de familia y alumnos. Su función es: coordinar y
facilitar el proceso de planificación de la evaluación del desarrollo integral
o la evaluación de los aprendizajes en la institución educativa (Ministerio de
Educación, p. 49). Este organismo debe aportar ideas sobre las estrategias, los
instrumentos, etc., de la evaluación.
También la evaluación por competencias impulsada por
el MINED implica tomar en cuenta los indicadores de logros que son parámetros
establecidos mediante los cuales el estudiante desarrolla el aprendizaje. Los
indicadores de logros vienen establecidos en los programas de estudio. Además
de ello también se establecen criterios de evaluación que constituyen las
pautas que indican que un objetivo se ha cumplido. Finalmente, en esta etapa
también se realiza una ponderación de la evaluación.
La evaluación por competencias se realiza a través de
tres grandes actividades: las actividades integradoras, las actividades
cotidianas y las pruebas. Todo proceso evaluativo en Educación Básica debe
presentar esas tres etapas:
1. Las actividades integradoras.
Constituyen procedimientos mediante los cuales el estudiante pone en juego su
capacidad para resolver una problemática integrando los conocimientos de todas
las asignaturas.
2. Las actividades cotidianas. En esta
etapa el docente evalúa trabajos escritos, revisa los cuadernos de los
estudiantes.
3. Las Pruebas. Constituyen exámenes
que deben realizarse durante el proceso de enseñanza aprendizaje.
La distribución de los criterios y las ponderaciones
establecidas por el MINED para cada una de las actividades evaluativas se
detallan a continuación:
Actividad
Integradora
|
Actividad
Cotidiana
|
Pruebas
|
Total
|
35%
|
35%
|
30%
|
100%
|
Las disposiciones del Ministerio de
Educación establecen actividades complementarias al normal desarrollo del
proceso evaluativo para que el estudiante mejore sus calificaciones. Estas
actividades se denominan refuerzo educativo. El refuerzo se aplica a los
estudiantes que no alcanzan los niveles mínimos para aprobar una asignatura.
Esta estrategia se parte de identificar los errores más comunes en la didáctica
que hacen posible que el estudiante obtenga bajos niveles de rendimiento
escolar. En la concepción del MINED hay 5 errores didácticos que dificultan el
aprendizaje:
a)Errores
debido a dificultades del lenguaje, b) errores debido a dificultades para
obtener información clave, c) Errores debido a un aprendizaje deficiente de
hechos, destrezas y concepciones previas, d) Errores debido a asociaciones
incorrectas o a rigidez de pensamiento y e) Errores debido a la aplicación de
principios o estrategias irrelevantes (Ministerio de Educación, p. 32).
El refuerzo
escolar debe realizarse durante el proceso de enseñanza aprendizaje, cuando
finaliza cada unidad o trimestre.
Adicional al
refuerzo educativo, también se puede recurrir a otra alternativa pedagógica que
el Manual de Evaluación denomina como Recuperación. Esta acción académica
posibilita a los estudiantes con calificaciones inferiores a 5.0 en el trimestre
o módulo evaluado mejorar las notas. El período de recuperación puede ser
ordinario o extraordinario. La recuperación ordinaria va asociada a los
resultados por trimestre y consiste en la asignación de actividades
complementarias que el estudiante debe realizar en un tiempo específico. La
recuperación extraordinaria se realiza finalizado el año escolar con aquellos estudiantes
que aún finalizado el proceso no han obtenido las notas mínimas para aprobar la
asignatura.
Finalmente, el proceso evaluativo concluye con la
promoción de los estudiantes al grado inmediato superior o la reprobación. La
promoción escolar tiene criterios distintos de acuerdo a los niveles
educativos.
Como lineamientos generales se establecen algunos
criterios para la aprobación y reprobación de estudiantes (Ministerio de
Educación, p. 57):
1. Para la promoción en los tres
niveles de educación básica el estudiante debe asistir el 85% de los días
lectivos a clases, es decir 160 días.
2. Si agotando todos los mecanismos
correspondientes a la evaluación, el alumno reprueba grado, la institución debe
garantizar la matrícula de éste para el siguiente año.
3. Ningún estudiante puede reprobar por
segundo año el mismo grado.
4. La promoción para primero y segundo
ciclo tiene particularidades que deben respetarse de acuerdo al ciclo.
Para Primer
Ciclo la promoción es orientada y con una calificación mínima de 5.0. Las
disposiciones por las cuales puede reprobarse un alumno en este nivel son las
siguientes:
a) Cuando el estudiante luego de
recibir el refuerzo y el proceso de recuperación educativa obtenga
calificaciones menores a 5.0 en dos de las materias básicas (Lenguaje,
Matemática, Ciencia, Salud y Medio Ambiente y Estudios Sociales). Este criterio
no se aplica para materias como Educación Física y Educación Artística.
b) Cuando los docentes y el equipo
evaluador hayan agotado todos los recursos pedagógicos disponibles.
Realizados
estos procesos el docente, el director y el equipo de evaluación deben
justificar por escrito la decisión de reprobar un alumno.
La
promoción para segundo ciclo tiene algunas particularidades que deben
considerarse:
1. Los estudiantes deben aprobar todas las asignaturas
con una nota mínima de 5.0.
2. Si el alumno reprueba una asignatura tendrá derecho a
un refuerzo académico y al proceso de recuperación.
3. Finalizado este proceso si aún no alcanza la nota
mínima de 5.0 deberá someterse a un proceso de recuperación extraordinaria por
5 días como mínimo en el horario regular.
4. Si luego de la recuperación extraordinaria el alumno
aún no aprueba una asignatura tendrá derecho a una actividad final más para
alcanzar el promedio.
5. Si el estudiante luego de este proceso reprueba una
asignatura reprobará el grado.
Bajo todas
estas disposiciones, las posibilidades de reprobación de los estudiantes son
mínimas. Esto puede mejorar la cobertura pero limitar la calidad.
BIBLIOGRAFÍA
·
Coll,
C. y Onrubia, J. (2002). Evaluar en una escuela para todos. Cuadernos de
Pedagogía 318, 50-54.
·
Ministerio
de Educación (MINED)(2015). Evaluación al Servicio del Aprendizaje y del
Desarrollo. San Salvador.
·
Fiske,
Edward B.(Autor Principal)(2000). Foro Mundial Sobre la Educación Dakar Senegal
del 26 al 28 de abril de 2000. Informe Final, Francia.
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